15/10/2025

SUSTITUIR O REGENERAR: EL DILEMA ÉTICO DE LA MEDICINA MODERNA

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Ciudad de México.- En laboratorios de alta tecnología en China, científicos trabajan para lograr lo que hasta hace poco parecía ciencia ficción: crear riñones funcionales mediante bioimpresión 3D. Investigadores del Instituto de Biomedicina y Salud han desarrollado prototipos utilizando células del propio paciente, con el objetivo de evitar el rechazo inmunológico y resolver la escasez de donantes. Uno de los principales desafíos sigue siendo la vascularización: lograr que estos órganos impresos cuenten con vasos sanguíneos funcionales que permitan su integración al cuerpo humano.

Aunque aún no se ha realizado un trasplante exitoso con estos órganos, se estima que en las próximas dos o tres décadas esta tecnología podría convertirse en una alternativa viable para tratar la insuficiencia renal. Sin embargo, mientras la ciencia avanza hacia ese horizonte, ya existe una opción disponible que está mostrando resultados concretos: la Terapia de Regeneración Celular a Base de Inductores.

Evidencia clínica: cuando el cuerpo responde

Esta terapia estimula los mecanismos internos de reparación del organismo, impulsando la regeneración de los tejidos renales dañados. Casos clínicos recientes respaldan su eficacia:

– Una paciente de 68 años con insuficiencia renal crónica evitó la diálisis tras once aplicaciones del tratamiento, con una mejora sustancial en sus niveles de cistatina C.

– Otro paciente, con una tasa de filtración glomerular de 13 mL/min, logró elevarla a 17 mL/min, reflejando una recuperación funcional del riñón sin intervención quirúrgica.

Estos resultados sugieren que el cuerpo puede restaurar funciones vitales si se activa su potencial regenerativo con los estímulos adecuados.

Ventajas frente al trasplante renal

A diferencia del trasplante, que requiere cirugía mayor, inmunosupresores permanentes y un donante compatible, la terapia con inductores ofrece múltiples beneficios:

– No invasiva: elimina los riesgos quirúrgicos y postoperatorios.

– Sin inmunosupresión: trabaja con el organismo, no contra él.

– Accesible: no depende de listas de espera ni infraestructura quirúrgica compleja.

– Enfocada en la calidad de vida: mejora el bienestar integral del paciente, no solo los indicadores clínicos.

Frente al modelo sustitutivo tradicional, esta terapia propone una medicina restaurativa, centrada en las capacidades innatas del cuerpo humano.

Hacia una medicina biopotenciada

La regeneración celular no es solo una alternativa clínica: es una nueva forma de entender la salud. Reorientar los esfuerzos hacia el estímulo de la inteligencia biológica del organismo podría transformar por completo la práctica médica.

Como afirma el Dr. Gerardo Martín González López: “Es mejor regenerar un órgano que fabricarlo para después trasplantarlo.” Esta visión no solo cuestiona los límites tecnológicos, sino también la lógica del tratamiento moderno. En vez de reemplazar lo que se daña, ¿por qué no enseñarle al cuerpo a restaurarlo?

En resumen

Mientras la ciencia trabaja para perfeccionar la bioimpresión de órganos —una tecnología fascinante pero aún lejana, debido a sus enormes desafíos técnicos y clínicos—, la terapia de regeneración celular a base de inductores ya ofrece resultados tangibles. No solo evita intervenciones invasivas, sino que activa la capacidad natural del cuerpo para sanar desde dentro. Es una herramienta disponible hoy, con el potencial de transformar la vida de millones de personas con enfermedad renal crónica.

Ignorar esta alternativa sería postergar lo posible. La medicina del futuro no se define solo por lo que se fabrica en laboratorio, sino también por lo que puede florecer dentro de nosotros. Porque quizá el verdadero avance no esté en reemplazar lo que se pierde, sino en reactivar lo que aún puede renacer.

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