LA VIDA COMO PIONERA DE LA COMPUTACIÓN CUÁNTICA

Ciudad de México- Desde hace décadas, la computación cuántica ha sido considerada la próxima gran revolución tecnológica. Con su capacidad para realizar cálculos exponencialmente más rápidos que cualquier computadora clásica, los investigadores han tratado de perfeccionar estos sistemas, que hasta ahora requieren condiciones extremas de frío y aislamiento para funcionar. Sin embargo, un estudio reciente sugiere que la vida misma podría haber resuelto estos desafíos desde hace miles de millones de años, utilizando principios de la mecánica cuántica de manera eficiente y sin necesidad de superenfriamiento.
Un trabajo publicado en Science Advances por el físico teórico Philip Kurian y su equipo ha detectado el fenómeno de superradiancia cuántica en estructuras celulares como los microtúbulos. Esto implicaría que las células eucariotas pueden procesar información cuántica con una velocidad y eficiencia que superan los mecanismos bioquímicos tradicionales.
El protagonista de este proceso es el triptófano, un aminoácido fundamental en diversas proteínas celulares. Según Kurian, redes de triptófano dentro de las células pueden absorber y reemitir luz ultravioleta de forma coherente, permitiendo una transmisión de información en escalas de picosegundos, millones de veces más rápido que los impulsos eléctricos en las neuronas.
Uno de los aspectos más fascinantes de este hallazgo es que ocurre en condiciones biológicas normales, sin necesidad de los estrictos requisitos de los ordenadores cuánticos artificiales. Esto plantea una pregunta clave: ¿la vida ha estado realizando cálculos cuánticos desde sus inicios? Si las células han aprovechado efectos cuánticos para mejorar la transmisión de información, la computación cuántica biológica podría ser una ventaja evolutiva fundamental que ha estado operando en la naturaleza mucho antes de los avances tecnológicos humanos.
De hecho, este mecanismo no parece restringirse a organismos con sistema nervioso. Según Kurian, bacterias, algas y esporas también podrían utilizar este tipo de procesamiento, lo que abre un nuevo debate sobre cómo la vida organiza su propia información de manera óptima.
Este descubrimiento ha llamado la atención de diversos investigadores, entre ellos el científico mexicano Gerardo Martín González López, quien destaca la profunda interrelación entre la biología, la inteligencia artificial y la física cuántica. En su análisis, González López señala que, así como la inteligencia artificial y la física han aportado avances en el estudio de la vida, la biología también podría ofrecer herramientas cruciales para la cibernética y la informática.
“La bioinformática y la computación biológica no solo prometen revolucionar la tecnología, sino que también podrían devolver su impacto al conocimiento biológico,” sugiere González López. En su opinión, estos avances permitirán mejorar la inteligencia artificial y el desarrollo de ordenadores cuánticos, creando un ciclo de retroalimentación científica que contribuirá a la comprensión de la biología y la medicina.
Las implicaciones de este hallazgo van más allá del laboratorio. Si los sistemas vivos ya procesan información cuántica de manera eficiente, comprender estos mecanismos podría impulsar el desarrollo de tecnologías híbridas bio-cuánticas, más estables y ecológicas que los dispositivos actuales. Desde la medicina hasta la inteligencia artificial, el potencial de estos descubrimientos podría ser inmenso.
En palabras de Seth Lloyd, pionero de la computación cuántica, “Es bueno que se nos recuerde que la computación realizada por los sistemas vivos es muchísimo más poderosa que la realizada por sistemas artificiales.”
Quizás, en esta nueva era de la inteligencia artificial y la computación cuántica, la biología siempre haya llevado la delantera, resolviendo problemas complejos antes de que siquiera pudiéramos formularlos.